viernes, 22 de enero de 2016

Máscara, escudo, disfraz

Necesito una máscara, un escudo, un disfraz. Necesito distancia. Necesito abstracción. Necesito una máscara que me permita olvidar mi apariencia y dejar atrás los pensamientos que anulan la máxima expresión de mi personalidad, que me impiden ser feliz.
Necesito un escudo que haga de mí una persona impenetrable, o al menos resistente, que nadie ni nada malo me afecte, ni a mí ni a mi personalidad.
Necesito un disfraz, una actitud. Saber cómo comportarme dependiendo del disfraz que lleve puesto. ¿Apariencia sexy? ¿Apariencia interesante? ¿Apariencia divertida? ¿Apariencia…?
Para conocerme por dentro necesito conocerme por fuera, porque parece que me guío bastante por mi apariencia y por lo que veo de mí (y cómo lo veo) para actuar de una forma u otra. Necesito criticarme, parodiarme, caricaturizarme. Todo ello para lograr superar los obstáculos y barreras que me impiden ser yo.
O, en lugar de conocerme, puedo ocultarme, protegerme bajo unas gafas, una bufanda, un pendiente, algo que me haga actuar como yo quiero, o al menos, actuar de una manera que me apetezca.
¿Y si me gusta organizar cosas? ¿Ser un perfeccionista sobre los planes y lo que pasa es que me decepciono cuando las cosas no salen tan a gusto como yo creía? Entonces, cuando pasa eso, tendría que tener claro algo en la vida: mi personalidad ―enfadarme, reírme, ser sarcástico, pero ser algo, no quedarme callado y asentir como un robot, demostrar lo que siento―. Sin embargo, quizá, me dejaría llevar demasiado por mis emociones con tal de no pensar. Mejor averiguar cómo soy y luego ser.

1 comentario:

  1. Ah, "quién soy", la eterna pregunta. Qué difícil es contestarla y, más aún, quedarse satisfecho con nuestra propia respuesta.
    Me ha encantado, sobre todo la última frase. Espero que lo averigues.

    ResponderEliminar