Frecuencias, todos
pasamos por todas las frecuencias.
Las frecuencias dependen
del día y del estado de ánimo, puesto que una depresión afecta a la frecuencia
pública, haciéndola parecer privada, aunque realmente esa persona tenga una
frecuencia pública.
El hecho de que una persona
esté tarareando música en el tren no implica que tenga seguridad en sí misma, al igual que la está
callada no implica que sea insegura, simplemente le cede a los demás la banda
de frecuencia que no usa.
Ciertos
comportamientos de las personas no se reflejan en la forma de actuar. Cuando tenemos en
cuenta que, mayormente, las personas no muestran al mundo su verdadero yo,
podemos entender la existencia de las frecuencias de comportamiento de cada
uno.
Hay personas que
muestran una falsa frecuencia pública, ya que realmente es un intento de
alcanzar ese “yo” que todavía no son.
Por otra parte,
encontramos personas que muestran una frecuencia pública, y que sí
expresan su verdadero yo, puesto que son personas con seguridad en sí mismas, y
que se encuentran en un ambiente que conocen, o al menos, en el que no les
importa la opinión del resto o las posibles reacciones que pueda causar su
comportamiento.
En último lugar, encontramos las frecuencias privadas, que propician una interacción con el resto de las personas cuando resulta necesario, mientras tanto, favorecen el refugio mental y la reflexión, o los recuerdos.
En último lugar, encontramos las frecuencias privadas, que propician una interacción con el resto de las personas cuando resulta necesario, mientras tanto, favorecen el refugio mental y la reflexión, o los recuerdos.