sábado, 3 de octubre de 2015

Frecuencias de Comportamiento

Frecuencias, todos pasamos por todas las frecuencias.

Las frecuencias dependen del día y del estado de ánimo, puesto que una depresión afecta a la frecuencia pública, haciéndola parecer privada, aunque realmente esa persona tenga una frecuencia pública.
El hecho de que una persona esté tarareando música en el tren no implica que tenga seguridad en sí misma, al igual que la está callada no implica que sea insegura, simplemente le cede a los demás la banda de frecuencia que no usa.
Ciertos comportamientos de las personas no se reflejan en la forma de actuar. Cuando tenemos en cuenta que, mayormente, las personas no muestran al mundo su verdadero yo, podemos entender la existencia de las frecuencias de comportamiento de cada uno.

Hay personas que muestran una falsa frecuencia pública, ya que realmente es un intento de alcanzar ese “yo” que todavía no son.
Por otra parte, encontramos personas que muestran una frecuencia pública, y que sí expresan su verdadero yo, puesto que son personas con seguridad en sí mismas, y que se encuentran en un ambiente que conocen, o al menos, en el que no les importa la opinión del resto o las posibles reacciones que pueda causar su comportamiento.
En último lugar, encontramos las frecuencias privadas, que propician una interacción con el resto de las personas cuando resulta necesario, mientras tanto, favorecen el refugio mental y la reflexión, o los recuerdos.

jueves, 1 de octubre de 2015

¡Mira por donde vas!

Hoy iba de camino a clase. He tenido que bajar en Atocha, donde tengo que hacer siempre trasbordo. Iba escuchando música con el mp4 y me he girado hacia atrás para ver mejor el panel de trenes y cuando me he girado, ¡PAM!, señora aparece de la nada y me la como de lleno. La he tenido que sujetar bien porque si no la hubiese tirado al suelo. Bueno, el caso es que durante los tres segundos que ha durado el choque, me he estado disculpando como si hubiese tirado a un bebé a las vías desde un puente.

He seguido caminando hacía las escaleras mecánicas con un sentimiento de culpa enorme y pensando que seguramente miraba hacia abajo porque llevaba sandalias y le habría aplastado los dedos con las deportivas.

Y ENTONCES, ME HE DADO CUENTA…

La señora de unos cuarenta y tantos años iba, como buena señora adaptada a la era en la que vive, leyendo en su Kindle, Keetle, Kinder o lo que sea.

¡Será perra! ¡Me había echado una mirada de odio extremo cuando la culpa también era suya!

¡Ahora sí que tiro al bebé a las vías; el bebé, el carrito, los pañales y la partida de nacimiento!

Bueno, al menos la señora fue más inteligente que yo y mis innumerables hostias subiendo y bajando de los trenes y metros de Madrid. Todas ellas por ir leyendo un libro, Facebook, un vídeo de Youtube, el grupo de Whatsapp de clase, el de un cumple, el de otro, el de la cena de clase, el de un amigo cercano, lejano, intermedio, un desconocido que no sé cómo tiene mi número, y bueno, otros…

La cosa es que a veces, nos extralimitamos con ciertos hábitos y acabamos leyendo en la ducha, escuchando música mientras tenemos sexo y haciendo un chatroulette desnudos en medio del campus…
Ah… que… ¿vosotros no?
Bueno, jeje


Piloto Automático

Saliendo del metro me ha ocurrido, un pensamiento; eso es lo que me ha ocurrido.ç

En un instante he pasado de F1 a tortuga. Toda la mañana con prisa y nada más salir del vagón de metro, dispuesto a subir las escaleras que conectan con mi trasbordo, es cuando ha ocurrido, me he quedado en blanco. No, no me he desmayado, simplemente mis pulsaciones han bajado, mi cabeza ha decidido no esprintar por las escaleras y ha empezado a pensar más despacio. He reducido la velocidad y me he abstraído. ¿Por qué cojones voy tan rápido? ¿Me voy a morir si no llego a tiempo?
Llevo toda la mañana haciendo las cosas en piloto automático en lugar de disfrutar del hecho de estirarme en la cama o de la ducha después de hacer ejercicio. Solo pienso en que tengo que darme prisa en llegar a la universidad para poder aprovechar el tiempo, pero ¿qué es aprovechar el tiempo?

¿Rentabilizar las horas del día según un objetivo que nos hayamos marcado? ¿Es eso? Porque entonces, mi objetivo cambia cada hora. Cuando me levanto, pienso en comer; cuando como, pienso en no hacer nada; cuando no hago nada, pienso en hacer algo y cuando lo hago, pienso en tomarme un descanso. Cuando tengo planes a medio o largo plazo, otros planes a corto plazo me interrumpen, entonces ¿qué? ¿Me centro en unos o en otros?
Porque si me centro en unos, y los disfruto, siento que algo va mal, que no debería ser así y que por tanto, estoy descuidando mis otros planes.


Al final, todo se vuelve un mareo diario que por suerte, logro superar cada vez que me abstraigo y dejo a mi cerebro en paz.

martes, 29 de septiembre de 2015

El Marketing del Cine

Ha habido muchos vídeos quejándose sobre lo caro que es el cine, pero parece que ahora que llevan un año y medio metiéndonos lo de la "Fiesta del cine", la gente ya pasa del tema. O sea, sigue valiendo un pastón y nadie parece darse cuenta. Obviamente, no voy a pretender que las entradas bajen de precio a las tarifas de hace 8 años. Sin embargo, hay que tener en cuenta que con el cambio de moneda ya pasó todo a ser en sí más caro. El Marketing de la "Fiesta del cine" nos vende los días del espectador como algo glorioso cuando realmente están poniéndolas al precio de las entradas caras de entonces.

No sé si vosotros lo recordáis, al menos por mi parte, recuerdo que cuando todavía estaba empezando el instituto, las entradas fuera del día del espectador valían 6 euros, siendo las más caras, parece poco comparado con la actualidad pero aun así es bastante pasta. Bueno, ahora en lugar de 6 euros, ha bajado a 5 euros la cantidad y es solo suficiente para pagar por las entradas del día del espectador, que, por si no lo recordáis bien, costaba solo 3 euros. En esos tiempos, los no burgueses como yo, solo nos planteábamos ir al cine 2 veces por mes y en el día del espectador. Aunque bueno, dos veces va que chuta, sobra para saciarte de cine, porque seamos claros, mu’ complicao veo yo que haya cuatro pelis que molen en un mismo mes y que no duren en cartelera lo suficiente como pa’ verlas el mes siguiente.

Lo que cabe recalcar ahora es que las entradas más caras pueden rondar los 9 euros y eso en cines normales, porque si ya nos vamos a iMAX o 3D o guatever, pues llegan a 15 euros. Y sí, he contrastado los datos:
Hoy en día, en Madrid, una película en V.O. cuesta 7,30 euros. Es poca pasta, sí, pero no es algo normal, puesto que a la versión original no va todo el mundo. Los precios normales para el resto de películas, una vez han sido dobladas al español, pasan a ser como muy poco 9,4 euros y como máximo 10,9 euros, esto sin 3D. Con 3D, pasan a costar 11,82 euros más las gafas que claro, obviamente van a parte y valen 1,5 euros, ¡cómo si fuese posible ver una película 3D sin las gafas 3D! Y bueno, si encima queremos una película con butacas Vip, es decir, que tengan buenas vistas, pues tenemos que pagar 1,5€ más, porque claro, ¡aquí hay que cobrar por todo! Pero la cosa es que no entiendo para que cojones quieres unas putas butacas en la primera fila, ¿Qué les pasa, son ciegos o algo? Es que no puedes ver nada, por muy cerca que estés no la vas a ver en más HD, como mucho verás al Quiropráctico en HD cuando tengas que ir por haberte quedado con el cuello pillado.

Bueno, y dejando de lado un poco las comparaciones, sigamos con lo de la estrategia de Marketing de la Fiesta del cine, que me da la sensación de que fue algo así como:
“Veamos, tenemos que ganar dinero como sea. Así que se me ha ocurrido un buen plan, vamos a poner los precios del cine ridículamente bajos durante 3 días consecutivos una vez cada mes y medio, y vamos a hacerlo durante un año. De esta forma acostumbraremos a la gente a los precios superbajos de hace 8 años y luego les quitamos la oferta y aumentamos los precios progresivamente, de 2,90 a 3,90 e incluso a 4,90. Aunque, bueno, al principio habrá un poco de decepción general por el aumento de precios, pero nadie se quejará porque compararán los precios de los demás días y los verán mucho más caros. Y así, tras un año de Marketing del bueno, habremos logrado volver a meter mano en las carteras de la gente para hacer que se gasten dinero que antes ni se planteaban derrochar”.

Claro, en esta estrategia de Marketing, Disney les dijo “¡Y un carajo!” y no bajó casi nada los precios pese a los “Miércoles al cine”.
Al final, parece que la estrategia no les ha salido nada mal, porque seguimos yendo al cine y embargando la casa para poder ver “Del Revés” y su corto “I LAVA YOU”. Joder, es que al final los estudiantes de Publicidad estarán aprendiendo a vendernos hasta la peliculita de “Los Minions” que es una puta bazofia.

Pese a estos precios, España no es de los países más caros… ni de lejos. En una estadística del 2014 sobre las entradas de cine más caras del mundo, España se encuentra en el nº30, con una media de precios de 10,92 dólares. El país con la entrada de cine más cara es, obviamente, Arabia Saudí, pero es que flipo con el precio porque la entrada cuesta 60 dólares. Y bueno, creo que va a ir el Peter a ver una peli allí.

Sincerely Yours,

Noway

lunes, 28 de septiembre de 2015

Messing things up

... and we will remember that day as the day we thought to much about everything instead of letting ourselves go with the flow.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Pensar

Pensar ..., pensar ...sé que cuando trabaje no tendré tiempo para hacerlo, sé que no tendré mis ratos en tren pensando sobre qué haré en el futuro porque el trabajo me habrá quitado las ganas de seguir despierto y solo querré llegar a casa para descansar. Estar con energía para soportar todo un día de trabajo, ese será mi único pensamiento, puesto que conseguir dinero, sin importar cómo, será la única opción.

Trabajo bonito, trabajo barato, ya... claro...

Las ideas se volverán meros recuerdos  de aquellos momentos en los que tenía la oportunidad de saltarme los horarios y las comidas mientras tuviese ganas de seguir viviendo.
No tendré ganas ni motivación para hacer nada, porque estaré muerto por dentro, solo habrá una cosa que me ronde la cabeza

...la idea de no ser un lastre para los demás una vez me haya ido.

Caos sexual

Sin duda, tener amigos era una tarea difícil en un mundo en el que te podías follar a toda la gente. Samuel, del cual se desconoce su vida, creó una forma de lidiar con el problema, la llamó “la clasificación del gusto”. En ella se establecían diferentes categorías de personas. Las dividió según hechos bastante básicos, pero logró mitigar los problemas que derivaban del caos del gusto.

En un principio, separó las letras dobles de las mixtas, por razones de reproducción, logrando obtener varones y hembras, y estableciendo así las dos únicas direcciones de atracción posible, es decir, del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia el hombre.
Tras un barrido general, decidió que las personas con experiencias vitales que no rondasen más de dieciséis años estarían vetadas de cualquier relación física con sus propios compañeros y, a su vez, con el resto de personas. De este barrido, especificó que únicamente aquellos que superasen la década tendrían permitido sentir cualquier tipo de atracción hacia otra persona. Estos límites se popularizaron como “madurez sexual”.
En la otra parte de la escala de experiencias vitales, invirtió mucho esfuerzo en lograr una división lo suficientemente precisa como para ser equitativa para ambas letras. Sin embargo, las letras mixtas parecían oponer resistencia ante “la clasificación del gusto” de Samuel y este decidió prolongar su “atracción sexual” durante más tiempo para no poder instaurar lo antes posible la clasificación. Las mujeres tendrían, pues, una “atracción sexual” finita, mientras que los hombres la conservarían de forma indefinida.
El resto de personas, cuya “atracción sexual” seguía intacta fue subdivida en tres grupos, comenzando con aquellos que pasarían a conocerse como “jóvenes”, siguiendo con aquellos cuya madurez sexual estaba en declive, y acabando con las personas que se encontraban en algún punto cerca del fin de su “atracción sexual”. Estos grupos no solo separaban experiencias vitales, pues levantaban un muro infranqueable.
Una vez establecidos los rangos de experiencias, vetó el contacto entre personas con un parentesco menor a diez grados, obligando así a las personas a realizar viajes a otras tierras con el fin de poder sentirse atraídos hacia otras personas.

“La clasificación del gusto” se tomó como la norma social a seguir y es persiguió y castigó cualquier extralimitación de los muros instaurados por esta.


….continuará.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Life

Looking for the meaning of life is useless because you only get to understand things when it is too late to change anything. In the end, you always lose either control or feelings.

Mañana será otro día, un día diferente, pero el mismo día.

Hoy hace un día tranquilo. Me he despertado con toda la alegría del mundo, he besado a mi novio y he ido a recoger el carnet.
‒¡Ya es viernes, por fin llegó!
He tenido que ir a por el carnet de conducir pero bueno, ya puedo coger el coche de nuevo. Avisé a mi abuela la semana pasada de que la visitaría hoy. He cogido las llaves y he salido pitando a verla, porque si no se me iba a hacer tarde y no quería volver a casa a las tantas.
Voy por la carretera con mirada zombi, llevo en el maletero unas figuritas que le prometí que le llevaría y voy lento como un caracol tratando de que no se muevan lo más mínimo. Ya falta  poco para llegar al Racó.
Mañana iré por fin a trabajar. El jefe me dijo que en cuanto tuviera el coche le llamase.
‒Mierda tengo que avisar al jefe.
Cojo el teléfono y marco el número de su móvil.
‒Tutum
El coche ha tropezado con algo y se me ha caído el móvil al suelo. Piso el freno de golpe, me agacho y busco entre los asientos hasta que lo veo atascado bajo el pedal del acelerador. No alcanzo a cogerlo. Salgo, me meto de cabeza en los pedales y de repente oigo sonar un claxon. Salgo de debajo del volante.
Viene un camión enorme.
Me aparto.
‒Buf…
Al menos mi abuela volverá a ver a su nieto otra vez, porque, lo que vienen a ser las figuritas, están desparramadas por la orilla de la carretera junto al coche que está hecho pedazos y estampado contra un árbol.
Vuelvo a por el móvil, lo saco de entre los escombros, me hago una selfie y la subo.

«Mañana será otro día, un día diferente, pero el mismo día» – desde la arboleda de camino a casa de mi abuela.

- Paco -

 Parte 1 
Paco se paró a pensar, solo unos segundos, en cómo sería la vida si pudiese mover las piernas, si alguien supiese que el intentaba con todas sus fuerzas realizar un gesto que diese indicios de que él no era tan solo un objeto inerte sentado sobre una silla de madera. Cada día lo intentaba, parecía como una corriente eléctrica que comenzaba en las extremidades inferiores y que se extendía hasta el trasero, impulsando más tarde la columna, el pecho y finalmente los brazos y la cabeza, permitiéndole pronunciar un soplido de aire que pasaba desapercibido. Esta corriente no era más que un recuerdo de una libertad perdida, eran movimientos que recordaba poder realizar pero que ya no estaban dentro de sus capacidades.
Si no fuese por Berto, Paco habría continuado toda su vida pensando, meditando en silencio con la mirada perdida en el horizonte. Dándose anualmente un baño con otros seres inertes en un remolino de agua que lo limpiaba de cabo a rabo.
Una mañana, después de tomar el desayuno, Berto volvió a su habitación con un sobre marrón con muchos sellos y caracteres asiáticos. Berto lo miraba con cierta incertidumbre acerca de su contenido, esperando encontrar en él propaganda sobre Japón o China. Impacientes por saber lo que este guardaba, Paco observó cómo Berto rompía el sobre y lo alzaba por encima del escritorio para lanzar sobre este su contenido. Paco esperaba ver algún tipo de postal con el monte Fuji o con la Gran Muralla pero en su lugar solo vio caer unos papeles y una moneda.
—Vaya, Paco, parece que alguien me manda sus pobres ahorros desde Corea o algún país de por ahí, —se rió—, a ver qué dice…
Berto comenzó a leer la carta en alto con aires de superioridad, pensando que sería la típica carta de propaganda de viajes:

A la atención de Don Alberto Figueroa,

La excelentísima Organización de los Bienes y Derechos Restituibles, cumpliendo con su deber de almacén de derechos, le hace entrega de los siguientes objetos:

-   Moneda de bronce de 10cm x 10cm, almacenada bajo medidas de conservación calidad Premium con la inscripción en caracteres japoneses, 基地 .
Depositada en la caja fuerte nº 2805/1964 del almacén con fecha 17/JULIO/1993.
-   Fotografía de 20cm x 15cm, almacenada bajo medidas de conservación calidad Premium en la que figuran varias personas y una anotación en el reverso.
Depositada en la caja fuerte nº 1901/1964 del almacén con fecha 17/JULIO/1993.

El almacén realiza el envío de tales objetos para que sean recibidos en la fecha acordada por los depositantes, 17 de julio de 2015, y formaliza el traspaso de derechos, cumpliendo con su labor y con sus deberes de almacén.

Consecuentemente y siguiendo el protocolo de entrega del almacén, los propietarios de tales objetos renuncian a ellos y le hacen entrega de dichos objetos y de los derechos relativos a estos al señor Figueroa.

Atentamente,
Organización de Bienes y Derechos Restituibles

Berto se quedó a cuadros.
—¿Qué?... venga ya… ¿otra vez?... tío, Paco, hay gente que me manda cosas desde donde tú viniste, otra vez ese almacén. Así que ahora te tengo a ti, —miró fijamente a Paco y se giró de nuevo al escritorio pensativo—… tengo también una foto… y esto —mirando la moneda—.
Cogió la moneda, fue hacia la ventana y la miró atentamente como esperando entender japonés.
—Mmmmm… —gesticulaba intentando descifrar lo que ponía— ya…, suponía que “árbol” no era, —se rió— bueno…, ya ves tú.
—Imbécil —pensó Paco— pone “base”. Dámela, Berto! ..., ¡dámela ahora mismo!
Su grito pasó desapercibido pues Berto se dio la vuelta de nuevo hacia el escritorio y cogió la fotografía. Mostró la misma cara de incertidumbre que antes y se dirigió hacia Paco para hablarle.
—Chaval,… ―suspiró― si al menos salieses tú en la foto, puede que algo de todo esto tuviese algún sentido. Sin embargo, aquí estamos los dos con una fotito y una moneda de bronce de —repitió con voz formal— 20 centímetros por 15 centímetros con caracteres japoneses.
Paco estaba de los nervios pese a su aparente estado de objeto inerte. No podía hacer más que pensar en la moneda que acababa de salir del sobre.
Berto cogió las cosas, se tumbó en la cama recién hecha y las miró de nuevo.
—Bueno,… esto creo yo…que ya me sobra —mientras tiraba el sobre al suelo de forma despreocupada— y ahora vamos a ver quiénes son estos asiáticos de aquí.
Miró la fotografía sin preocuparse mucho por descubrir quiénes eran ya que parecía no distinguir a uno de otro.
—Vaya, son igualitos, a lo mejor son parientes lejanos que me envían regalos, —se rió—… ya, bueno… lo dudo.
—¿Tú eres tonto o te lo haces, chaval? —pensó Paco—.
Berto se levantó de la cama y se arrodilló ante Paco, con la fotografía en una mano y la moneda de bronce en otra.
Paco quería moverse, quería hablar, pero sobre todo quería hacerse con esa moneda pero no podía. Llevaba demasiado tiempo sin moverse, cuatro años pasados en esa casa sin haber podido hablar con nadie, viendo el tiempo pasar.
—No puede ser —pensó Paco— ¡dame la maldita moneda de una vez! ¡Dios! —se sulfuró y lanzó un grito mudo— ¿por qué tengo que tener la apariencia de un simple osito de peluche?
Berto permanecía arrodillado, mirando fijamente hacia el suelo y respirando profundamente mientras analizaba la situación. De repente, miro a Paco como si este le hubiese dicho algo, pero erró, pues este seguía en su postura habitual, inerte y con los ojos vacíos.
Siguió pensando en quién podía estar enviándole estas cartas y en porqué de nuevo, pues hace cuatro años había recibido un paquete enorme con la misma cantidad de sellos y garabatos, junto con una carta similar renunciando a Paco.
—Es cierto,… —suspiro y sonrió— recuerdo que me pareció un nombre muy raro para un osito.
Berto se acercó a Paco y comenzó a golpearle la nariz lentamente mientras pensaba en la relación que guardaban estas cosas entre sí.
Con el primer golpe Paco lo sintió, empezaba a  sentirse más  libre aunque igualmente oprimido. La moneda le devolvía la energía a las baterías de Paco y aunque sentía una energía perdida hace mucho tiempo, no tenía suficiente para poder alcanzar a moverse y coger la moneda que no dejaba de golpearle la nariz. Al cabo de una serie de golpes sobre la nariz de plástico, Paco se puso en pie, le quitó la moneda de la mano y le gritó en la cara “¡Deja de tocarme las narices y dame la moneda!”

…continuará.

La silla

Esa posición, la de la silla. Una postura fría, quieta e impasible. Una posición que reflejaba en gran medida la vida que corría por sus venas, debiendo soportar el peso de todos los culos que tenía que lamer. Sin embargo, al tiempo moría en su interior por tumbarse, relajarse y dejarse que su cuerpo se cubriese por el efecto de la gravedad.