sábado, 29 de junio de 2019

El porqué

Vete a dar una vuelta, disfruta de la brisa, del sol, de la arena que vas arrastrando con tus zapatillas mientras caminas por el paseo de la playa. Respira hondo y siéntete libre, no te ata nada, te atas tu solo y ahora toca liberarte, sentir la libertad que tienes y que a diario parece que no ves.
Te preguntas por el objetivo, la razón, el motivo, cuando estos cambian constantemente y lo que importa es que tengas el tiempo libre suficiente como para elegir una de esas metas y desarrollarla, cambiarla y reconfigurarla según tus necesidades de cada momento.
Nadie te tiene que decir el porqué, tu eres quien tiene que decírselo al resto. Decirles que haces lo que quieres y no te preocupa si no es lo que ellos harían.
La brisa, la marea, el calor de la acera, el arrastrar de la arena, todos los eliges disfrutar o no. Eliges encerrarte o no. Eliges ver o dejarlo todo para un momento mejor, momento en el que no tendrás tiempo tampoco, ni motivación, por lo que lo pospondrás y te desmotivarás cada día porque al final no haces nada. Nada de nada. Quieto. Pensando. No meditando. Paralizado. Desmotivado. Buscándole sentido a algo que de por sí no lo tiene.
De nuevo te digo, levántate hoy, elige algo simple que hacer, hazlo. Vuelve a tu encierro, pero esta vez siéntete satisfecho por haber hecho algo que tú querías hacer. Cuando lo repitas un par de veces tus objetivos aparecerán más claro, porque estarás experimentando la vida y sabiendo Qué quieres y Qué no.

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