Te preguntas por el objetivo, la razón, el motivo,
cuando estos cambian constantemente y lo que importa es que tengas el tiempo
libre suficiente como para elegir una de esas metas y desarrollarla, cambiarla
y reconfigurarla según tus necesidades de cada momento.
Nadie te tiene que decir el porqué, tu eres quien
tiene que decírselo al resto. Decirles que haces lo que quieres y no te
preocupa si no es lo que ellos harían.
La brisa, la marea, el calor de la acera, el
arrastrar de la arena, todos los eliges disfrutar o no. Eliges encerrarte o no.
Eliges ver o dejarlo todo para un momento mejor, momento en el que no tendrás
tiempo tampoco, ni motivación, por lo que lo pospondrás y te desmotivarás cada
día porque al final no haces nada. Nada de nada. Quieto. Pensando. No
meditando. Paralizado. Desmotivado. Buscándole sentido a algo que de por sí no
lo tiene.
De nuevo te digo, levántate hoy, elige algo simple
que hacer, hazlo. Vuelve a tu encierro, pero esta vez siéntete satisfecho por
haber hecho algo que tú querías hacer. Cuando lo repitas un par de veces tus
objetivos aparecerán más claro, porque estarás experimentando la vida y
sabiendo Qué quieres y Qué no.
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